Lo que alguna vez fue un barco
«Lo que alguna vez fue un barco» es un conjunto de cuentos en estado de alerta, de espera, o incluso de perplejidad, ante la pérdida o la ausencia. Desde el plano cerrado de quien se asoma a la puerta del cuarto de su hija para chequear que esté bien hasta el panorama despejado sobre la pareja que flota a la deriva en medio del río, los personajes de Schurman se mueven siempre en espacios de incomodidad, de tensión, en escenarios cotidianos (aunque con lugar para la fantasía). Son honestos y cercanos, tangibles, algo frágiles. En algunos cuentos se cuela la voz del niño, para desmentir la idea de que no se puede volver al territorio de la infancia; no solo se puede, sino que resulta inquietante, porque se vuelve para descubrir que las cosas no han cambiado demasiado.