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Los pedazos

Nunca me adentré en el mar lo suficiente como para flotar sin hacer pie. Necesito sentir el fondo. La estabilidad y la firmeza de un suelo, incluso bajo el agua.

A Gonza

Me cuesta. Me abruma el sentimiento acumulado en la delantera de la garganta. Sos vos, pero también el espacio que ocupás, que late más allá de vos. Se me cierran los ojos con fuerza. Mis mejillas suben a la altura, justito para acurrucar la tristeza que llueve.